Nos estresamos cuando no somos capaces de adaptarnos y responder a las demandas de la situación en que nos encontramos, por ejemplo, frente a las exigencias del trabajo, o en caso de cambios en la situación de vida, previstos o imprevistos, pérdidas, etc. Al descubrir los mecanismos físicos y psíquicos mediante los cuales el estrés nos desequilibra y al explorar cómo éstos funcionan en el cuerpo, podemos aprender a ponerles remedio. En vez de sólo padecerlo, aprendemos a usar el estrés como estímulo y vehículo mediante el cual podemos desarrollar formas nuevas y creativas de relacionarnos con el mundo y con nosotros mismos y, así, encontrar un nuevo equilibrio.
El movimiento del cuerpo en la respiración y en relación con el campo gravitatorio de la Tierra nos da un referente muy concreto que facilita la toma de conciencia y traza un camino hacia un equilibrio funcional y una buena capacidad de respuesta. La intervención manual del DFA permite tomar conciencia del movimiento en toda su profundidad.