Las tensiones habituales que se generaron mientras nos desarrollamos y aprendimos a estar en el mundo y movernos en la vida, no suelen ser accesibles con el ejercicio físico sin más. Al entrenarte desarrollas la fortaleza suficiente como para sobreponerte pero, en el fondo, una parte de lo que eres permanece retenida, sin poder participar en la consecución de tu meta y, a menudo, menoscabando tus esfuerzos. De este modo fácilmente se producen lesiones.
La conciencia de la relación entre el cuerpo y el campo gravitatorio de la Tierra y de los movimientos de la respiración con la ayuda de una guía experimentada, practicante de DFA, ayuda de forma muy específica a descubrir las tensiones mediante las cuales te mantienes en un equilibrio forzado y a soltarlas para encontrar un equilibrio a base de apoyo. Entonces la actividad deportiva puede ir en todo momento a favor de las estructuras del cuerpo, hidratando los tejidos resecos de músculos y fascias y alimentando el sistema nervioso con la información sensorial que permite acceder a los centros que mantienen la tensión habitual e incitarlos a soltar la tensión innecesaria. Entonces el espacio alrededor del eje gravitatorio queda libre, estás "a tus anchas" y todos tus músculos pueden colaborar hacia una misma meta.